domingo, 13 de enero de 2013

En las entrañas de Moscú

Oda a la dictadura del proletariado, pero con rasgos imperiales - Moscú

Astaróshna, Astaróshna, dvéri zakrivaiutsa, sliédusha stantsia, . (Atención, atención, las puertas se cierran, la próxima estación es, .). Esa frase, dicha por los altoparlantes de cada formación del subterráneo al partir, queda grabada en cualquiera que haya visitado esa maraña de trenes que corren por las entrañas de Moscú.
Si hay un adjetivo que cuadra bien a este medio de locomoción, o Moskovskii Metropoliten, es el de imponente. Es difícil tal vez calificar de hermosas a las primeras estaciones que fueron construidas durante la era stalinista. La arquitectura totalitaria no contemplaba lo bello. Utilitarismo y exaltación de los logros de la dictadura del proletariado, así como endiosar a la figura de José Stalin, eran los objetivos.
Sin embargo, sus candelabros, bajo y sobrerrelieves, mosaicos y estatuas no coincidían con el realismo socialista, las odas al tractor y el culto a Stajanov. Hoy entonces han quedado casi como una muestra de la época de los zares, una anacronía.
Las nuevas estaciones ya han perdido ese sabor de hace un siglo y se construyen en un estilo moderno, tecnológico, despojado. Ejemplos, las Dostoyevskaya y Mitino.
Quien esto escribe usó y recorrió el metro de Moscú por primera vez hace ya dos décadas. En todos estos años y en cuatro oportunidades vimos cambios, pero también constantes que reflejan valores del moscovita. Como lo lectores que son los rusos, siempre con libros y diarios en las manos, aunque hoy comienzan a verse algunos e-readers.
M de Moscú, de metropoliten y de... mundo subterráneo.
¿Qué llama la atención cuando llegamos a las estaciones céntricas? Tras encontrarnos el cartel en la calle con una M gigante que indica la entrada, la longitud de sus escaleras mecánicas. Son metros y metros que nos llevan a la profundidad de la capital rusa. Un medio de transporte, además, puede ser un buen refugio antiaéreo y no olvidemos que la primera línea, de 11 km de largo y 13 estaciones, fue inaugurada a sólo 4 años de que estalló la Segunda Guerra Mundial.

Hoy el subterráneo de Moscú tiene 12 líneas, 188 estaciones y alcanzó el año pasado un pico de 10 millones de pasajeros por día. Con un pasaje que cuesta 28 rublos (unos 90 centavos de dólar) por tramo sin límite de distancia ni trasbordos, es una forma rápida de moverse por la ciudad, que sufre atascamientos a cada instante. Hay también tarifas más económicas si se compran hasta 60 viajes.
El servicio es rápido y permite llegar a cualquiera de los puntos turísticos de Moscú sin tener que caminar más que un par de cuadras. Pero habrá que tener cuidado y tomar previamente un curso básico de cirílico si uno quiere manejarse por su cuenta y leer todos los carteles que hay en los túneles y en las áreas de trasbordo. Si no nos animamos, hay paseos turísticos.
¿Qué deberíamos visitar sí o sí? Las estaciones Komsomolskaya, Teatralnaya, Ploshchad Revoliutsi, Novokuznetskaya, Mayakovskaya y Park Kultury. Esta última sufrió un atentado terrorista en 2010.
Aunque éstas son solo algunas de las estaciones que valen la pena conocer. El paseo puede llevar una mañana completa, pero permite descubrir un pedazo del Moscú comunista, en el siglo XXI.
Manuel H. Castrillón

(De vuelta a mi primer amor, el Suplemento de Turismo del diario La Nación, de Buenos Aires, artículo publicado el 13/1/2013)

2 comentarios:

  1. Me alegro de que hayas vuelto a publicar aquí tus interesantes artículos.
    Hago votos para que continúen...
    Un saludo,
    Enrique Fernandez (Castrillón) Ivern

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  2. Estimado Manuel,
    He leido de vos en su momento y a instancias de establecer contacto con un argentino en Moscu, es que te hago estas lineas.
    Te dejo mi correo,
    fernandogabrielraiteri@gmail.com

    Espero tu contacto

    Saludos desde Bahia Blanca, Arg.

    Fernando Raiteri

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